viernes, 21 de septiembre de 2018

Nuestra carcel

Solemos tender a complicarnos la vida, nos aferramos a los apegos terrenales, a nuestro trabajo, nuestros familiares, nuestro coche, nuestra casa... pensamos que nos pertenecen y sufrimos cada vez que se altera el orden de las cosas, pues también se nos olvida que todo cambia y nada es permanente.

Para dejar de sufrir, hemos de aceptar que incluso nosotros mismos no somos inmutables, cambiamos constantemente, cambiamos incluso de forma de pensar de un momento hacia otro, tenemos ciclos naturales de renovación, nuestro cuerpo cambia, por tanto no somos permanentes, pero aún así continuamos pensando que todo nuestro entorno debe permanecer sin cambios.

Aceptar que todo está en su propio proceso de evolución, puede favorecer el desapego y el fin del sufrimiento.



No hay comentarios:

Publicar un comentario